Es oportuno que en el 500º aniversario del nacimiento de Martín Lutero (1483-1546), presentemos en forma breve el pensamiento del reformador de la Iglesia. Ilustraciones, una cronología y una breve bibliografía nos alientan en la lectura y nos ayudan a una futura profundización en el ideario de Lutero. Nuestro propósito es contribuir en este aniversario tan especial a una mejor comprensión de Lutero como hombre de fe profundamente cristiana.

El evangelista de la gracia de Dios

martin lutherLutero es una figura cuya comprensión es fundamental para todos los cristianos. Su mayor importancia para nosotros radica en que fue un instrumento en las manos de Dios para la reforma de su Iglesia, la Iglesia Católica, la comunión de los santos, el cuerpo de Cristo. Su actuación como reformador no fue una mera actitud de ataque, sino que surgió de algo muy positivo, el regreso a la Palabra de Dios. A la Sagrada Escritura que nos revela al Cristo, al Dios encarnado que muere y resucita por nuestros pecados y para nuestra redención. Y en esa vuelta a la Escritura no puede menos que proclamar el mensaje de la gracia de Dios: Sola fe – sola gracia – sola escritura.

Vida y pensamiento del reformador

Nace el 10 de noviembre de 1483 en Eisleben (Sajonia, Alemania). Sus antepasados pertenecen a la tierra, tienen su raíz en ella, pues son campesinos; esto es algo que debemos tener bien presente para entender a Lutero. Su padre fue descalificado como heredero y todo se lo llevó el Estado, por lo que debió buscar su sustento como trabajador en las minas. La sencilla y estricta disciplina familiar, atemperada por el amor, la piedad y la devoción, acompañaron los primeros años de Lutero.

La contemplación y la activa caridad practicada por los hermanos de la Vida común, que vio en Magdeburgo y en Eisenach, lo mostraron lo mejor de la piedad y religiosidad medieval. También se formó en su juventud un serio y profundo sentido de responsabilidad ante el Juez Divino (debemos tener presente que a la religiosidad medieval le es característico el temor al juicio de Dios).

Sus años de estudio en Erfurt, donde se matriculó en abril de 15091, lo muestran como un estudiante sediento de saber y a la vez alegre y dado a la música, aunque sencillo y melancólico. En 1505 recibe el título de Magíster (Facultad de Arte) y en julio de ese mismo año concluye una larga crisis espiritual del estudiante universitario Martín Lutero.

La caída de un rayo lo enfrenta con la muerte, hecho terrible para el hombre medieval que tras ella ve el Juicio de Dios. Pronuncia un voto: hacerse monje, y permanece fiel a esa promesa a pesar de la oposición de su padre y a pesar de sus dudas y temores. Y ese mismo mes pidió ser admitido en el austero y respetado convento de la orden de los agustinos.

Al hacer esto Lutero entregaba toda su libertad de decisión en manos de sus superiores. El hombre que se perfilaba como un futuro jurisconsulto, limpia el piso y las ollas en un convento. Todo lo hace esperando en la promesa de la Iglesia medieval que por la vida monástica, mejor que en el mundo exterior, llegaría a mejor sentir el amor de Dios y la comunión con él. (Tomás de Aquino afirmaba que tomar los hábitos era recibir un segundo Bautismo.) Lutero probó ese camino pero vio que los propios transportes de amor no dan seguridad ni certeza acerca del amor de Dios. En el confesionario de la Iglesia medieval se le exigió como requisito previo para la absolución divina, la confesión completa y sin reservas de todos sus pecados, pero él no estaba seguro que su contrición (= un dolor del alma y una detestación del pecado cometido, con propósito de no volver a pecar) fuera necesaria y que no le faltara algún pecado por confesar. Él veía en esto siempre la exigencia de un mérito humano que aseguraba la gracia divina. La misma experiencia tuvo al confiar en las reliquias y méritos de los santos. Todo le sabe a inseguridad en la obtención del perdón divino.

Así Lutero siguió el sendero que le fue trazado, pero cuando llegó al fin y encontró sólo soluciones incompletas sin sentido lógico, marchó más allá y con gran celo estudió la Sagrada Escritura y allí descubrió el primitivo Evangelio cristiano.

Recibió la ordenación en abril de 1507 y al celebrar su primera misa y pronunciar las palabras: Te ofrecemos al Dios vivo, eterno y verdadero, según el mismo Lutero:

Al llegar a estas palabras quedé consternado y transido de terror. Pensé para mí: “¿Con qué lengua me dirigiré a tal majestad, viendo que todos los hombres tiemblan aún en presencia de un  príncipe terreno? ¿Quién soy yo para elevar mis ojos a la divina Majestad? Los ángeles lo rodean. A una señal suya tiembla la tierra. ¿Y yo, un miserable insignificante pigmeo, he de decir: Necesito esto, pido aquello? Porque soy polvo y ceniza y estoy lleno de pecado y estoy hablando al Dios vivo, eterno y verdadero.

Este terror a lo sagrado le hirió como un segundo rayo. Este terror es igual al del antiguo Israel ante el arca del pacto.

Luego de esta segunda crisis, sus superiores le ordenaron realizar estudios de teología. En aquella época se estudiaban las Sentencias de Pedro Lombardo (comentarios bíblicos) interpretadas y comentadas por los profesores. En el caso de Lutero por profesores occamistas (nominalistas).

En 1509, ya graduado, da clases en Erfurt sobre las Sentencias de Pedro Lombardo y comienza sus estudios de hebreo. En 1510 es enviado a Roma por asuntos de su orden, viaje que realiza con alegría, pero del que vuelve desilusionado por la degradación del papado renacentista. En 1511 lo encontramos otra vez dictando clases en Erfurt. Staupitz, como superior de la orden, le exige que obtenga el doctorado y se le nombra profesor de la Escritura en Wittenberg, donde estudia griego.

En 1512 logra su doctorado en Sagrada Escritura y al año siguiente comienza en Wittenberg sus conferencias sobre los Salmos. Al terminar 1515 da conferencias sobre Romanos y en 1516-1517 sobre Gálatas.

Lutero siguió un camino independiente como teólogo. Por vía del nominalismo medieval de sus maestros (voluntaristas, afirmaban la absoluta soberanía de Dios, la limitación de la razón humana y la autoridad de las Escrituras), encontró el camino hacia Agustín (Predestinación, confrontación personal con la Escritura).Por vía del sistemático formalismo escolástico encontró su camino hacia la Biblia. En su profesorado de Wittenberg sólo se dedicó a conferencias de contenido exegético. Su entusiasmo por Agustín pronto fue compartido por toda la Facultad. A través de estos años de profesorado y de estudio de la Escritura, se desarrolla en él una tremenda lucha espiritual que, por la gracia de Dios, culmina en el encuentro personal con Cristo a través de la salvación por la fe sola (sola fide). Como afirma Roland Bainton: Estos estudios resultaron ser para Lutero el “camino de Damasco” [que recuerda el camino de conversión del Apóstol Pablo].

Y ya en 1515, Lutero tiene formada estas líneas esenciales, la que él llama teología de la cruz, porque solamente en la cruz de Cristo vemos a Dios como es realmente. El Dios que desciende hasta nuestra oscuridad para darnos fe. Y esta convicción llega a través de sus estudios y de su propia vida espiritual. Por ello su convicción es irrebatible. Así se libra de la demanda de la Iglesia medieval de encontrar garantías de la realidad de Dios sobre la tierra y de su perdón en  leyes, jerarquías, etc.

El Antiguo Testamento ya anunciaba a Cristo y en el Salmo 22 ve a Cristo en Anfechtung (pruebas de Dios o asalto del diablo, angustia) como él. En los sufrimientos de Cristo, Lutero se encontraba a sí mismo, así como Alberto Durero se representó a sí mismo en su cuadro del Varón de dolores (Bainton). Su pregunta era: ¿Por qué sufría Cristo si era justo?, bien sabía que él mismo sufría por ser injusto. Y la respuesta surgió de la misma Escritura: Cristo tomó sobre sí el pecado, la iniquidad de todos nosotros. Y en Cristo, el Dios de ira se revela como Dios de misericordia. Y el único requisito humano es creer que Dios estaba en cristo buscando salvarnos. Estas son las palabras de Lutero:

Con ardiente anhelo ansiaba comprender la Epístolas de Pablo a los Romanos y sólo me lo impedía una expresión: “la justicia de Dios”, pues la interpretaba como aquella justicia por la cual Dios es justo y obra justamente al castigar al injusto. Mi situación era que, a pesar de ser un monje sin tacha, estaba ante Dios como un pecador con la conciencia inquieta y no podía creer que pudiera aplacarlo con mis méritos. Por eso no amaba yo al Dios justo que castiga a los pecadores, sino más bien lo odiaba y murmuraba contra él. Sin embargo, me sujeté al apóstol Pablo y anhelaba con ardiente sed saber qué quería decir.

Reflexioné noche y día hasta que vi la relación entre la justicia de Dios y la afirmación de Pablo que el justo vivirá por la fe. Comprendí entonces que la justicia de Dios es aquella por la cual Dios nos justifica en su gracia y pura misericordia. Desde entonces me sentí como renacido y como si hubiera entrado al paraíso por puertas abiertas de par en par. Toda la Sagrada Escritura adquirió un nuevo aspecto y, mientras  antes “la justicia de Dios” me había llenado de odio, ahora se me tornó inefablemente dulce y digna de amor. Este pasaje de Pablo se convirtió para mí en una entrada al cielo.

Si tienes verdadera fe en que Cristo es tu salvador, ves de inmediato que tienes un Dios lleno de gracia, pues la fe te lleva y te abre el corazón para que puedas ver su pura gracia y amor desbordante. El contemplar a Dios por la fe hace ver su paternal y amistoso corazón, en el cual no hay ira ni aspereza. El que ve a Dios iracundo no lo ve como es debido, sino que ve solamente una cortina, una pantalla, como si se hubiera echado una nube oscura sobre su cara.

Aquí, en estos estudios exegéticos (de interpretación profunda), se centra toda la teología de Lutero. Lo que vino después son sólo comentarios. Todo se centra en:

La afirmación del perdón de los pecados a través de la absolutamente inmerecida gracia de Dios, hecho posible por la cruz de Cristo, quien reconcilió la ira y la misericordia, puso en fuga a las huestes del infierno, triunfó sobre el pecado y la muerte, y con la resurrección manifestó ese poder que permite al hombre morir al pecado y resucitar a una vida nueva.

Esto es altamente paulino y de aquí infiere el resto de la teología (Sacramentos, Iglesia, abusos, etc).

Y esta tercera crisis, no ya tormentosa como las anteriores sino suave, le sucede en su estudio de profesor e investigador de la Escritura. La solución a sus problemas espirituales le llegó en el cumplimiento de su diaria labor docente.

Lutero encuentra que su deber es purificar la teología y llega su hora al clavar las 95 tesis en las puertas del templo de Wittenberg. Siempre se hacía así cuando se deseaba discutir algún tema, pero esos martillazos conmovieron a Wittenberg, a Alemania, a Europa y al mundo entero, porque eran martillazos de Dios sobre la conciencia de los hombres. Porque las tesis de Lutero no se dirigían a cosas externas, sino a  la misma esencia del sistema penitencial medieval y estas tesis hacen conocer su pensamiento por toda Alemania ganándole muchos partidarios. Pronto se gesta contra él un juicio por herejía en Roma, pero el elector príncipe de Sajonia logra que Lutero sea juzgado en Alemania. Debido a la cercana elección de un nuevo emperador, León X accede y envía a Cayetano para que hable y juzgue a Lutero. Este se defiende, pero las doctrinas por él atacadas lo llevaron inevitablemente a una ruptura con la Iglesia en Roma. Cayetano fracasa en la conciliación y el juicio contra Lutero sigue su curso pidiéndose su extradición. En estos momentos cruciales en que puede apagarse la llama de la naciente reforma, muere el Emperador Maximiliano y se interrumpe el juicio pues el Papa debe abocarse a la cuestión de la sucesión. Carlos V es elegido emperador.

Esta situación fue explotada sin autorización papal por Von Miltitz para arreglar el diferendo con Lutero y logra que éste prometa no hablar, en bien de la unidad de la iglesia, si no es atacado y que todo lo solucionará un próximo concilio. El profesor Eck ataca a Lutero en un debate que tiene con Carlstadt y Lutero se ve envuelto en la disputa de Leipzig, donde se comienza a definir la ruptura final con Roma.

Lutero va paso a paso, pero nunca retrocede. Y en su primer tratado De la cautividad babilónica de la iglesia trata de romper las ataduras a un sacramentalismo impuro y volver a la simple obediencia a la Palabra de Dios. Trata de mejorar la Iglesia y no de provocar una ruptura. Esto se ve cuando dedica la obra sobre la Libertad Cristiana al papa mismo.

Ambos bandos se vuelven hacia el emperador; uno para lograr la aniquilación de Lutero, ya decretada por Roma, y sus seguidores y amigos para lograr rever el caso, lo que en Roma era imposible. Lutero es invitado a la Dieta de Worms y se presentó el 17 y el 18 de abril de 1521. Pero Carlos V se declara a favor del Papa y publica el edicto de Worms condenando a Lutero. Este es llevado por sus amigos al castillo de la Wartburg donde permanece oculto pero no inactivo, pues tradujo el Nuevo Testamento al alemán (más tarde traduce el Antiguo Testamento, con lo que la Biblia llega estar traducida por completo en 1534; pero sigue haciendo revisiones hasta el año anterior a su muerte, 1545). Muere el 18 de febrero de 1546.

Conclusión

Hasta aquí llegamos con la biografía del reformador, pues con lo visto tenemos los caracteres esenciales de su persona y su teología; todo lo que sigue es de interés, pero no agrega nada nuevo al encuentro de Lutero con Cristo.

De lo visto podemos asegurar que Lutero era un hombre esencialmente religioso, cuya rebelión contra Roma surgió de un desesperado intento de seguir el camino prescripto por ella (como dice Bainton). El Dios de Lutero era el Dios de Moisés, Dios de majestad y poder, y el Dios revelado por Cristo Jesús, Dios de misericordia y amor.

Su actitud ante la Escritura es de fundamental importancia para nuestra época.

En cuanto al artículo de Hus, que no es necesario para la salvación creer a la iglesia Romana superior a todas las demás, no me importa que provenga de Wycliff o de Hus. Sé que innumerables griegos se han salvado, aunque nuca escucharan de este artículo. No está dentro del Romano Pontífice o de la Inquisición crear nuevos artículos de fe. Ningún cristiano creyente puede ser obligado más allá de las Sagradas Escrituras o revelación manifiesta.

Un hombre simple laico, armado con las Escrituras, debe ser considerado por encima del papa o un concilio que carezca de ellas.

Es esencial para Lutero su actitud de obediencia a la Palabra de Dios; por eso es que muchas de las estatuas que personifican al reformador lo ponen con una Biblia en su mano. En pocas palabras podemos comprender que su pensamiento se basa en un encuentro personal con el Cristo revelado en las Sagradas Escrituras por medio del estudio crítico, la oración y la vida en Comunidad (Solo Cristo – Sola Escritura). Es en ese encuentro que Cristo da la salvación al que deposita en Él su fe y su confianza en su obra redentora en la cruz. Y esto lo obtenemos solo por gracia de Dios, porque Él nos ama, nos busca y nos encuentra a nosotros, que no lo merecemos y no hacemos más que aceptar su invitación y promesa de Vida Eterna, intentando vivir según sus Mandamientos y en constante servicio a nuestros prójimos (Solo Fe – Solo Gracia)

 

Breve Cronología del proceso de la Reforma del siglo XVI

1176 Pedro Waldo, inicia su conversión, Francia.
1182 Francisco de Asís, nacimiento.
1384 Juan Wycliff, fallecimiento, Inglaterra.
1415 Juan Hus, quemado en Constanza.
1455 Primera Biblia impresa por Juan Gutenberg.
1483 Martín Lutero, nacimiento, 10 de noviembre, Eisleben, Alemania.
1484 Ulrich Zwinglio, nacimiento, reformador en Suiza.
1492 Descubrimiento de América por Cristóbal Colón.
1497 Felipe Melanchton, nacimiento.
1501 Lutero en la Universidad de Erfurt.
1505 Lutero ingresa al convento de los agustinos.
1506 San Pedro, Roma, comienza su construcción.
1507 Ordenación de Lutero, Erfurt.
1508 Lutero profesor en la universidad de Wittenberg.
1509 Juan Calvino, nacimiento, reformador en Francia y Suiza.
1510/11 Lutero viaja a Roma.
1512 Lutero recibe el doctorado en teología y Miguel Ángel pinta la Capilla Sixtina.
1513 Lutero enseña sobre los Salmos
1515 Lutero enseña sobre Romanos.
1516 Lutero enseña sobre Gálatas.
1517 Lutero clava las 95 Tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg.
1518 Lutero ante el cardenal Cayetano.
1519 Lutero y Karl von Miltitz, luego disputa con Eck, Leipzig. Fallecimiento de Leonardo da Vinci.
1520 Lutero escribe el Sermón sobre las Buenas ObrasLa Cautividad Babilónica de la Iglesia y De la libertad cristiana. El 10 de diciembre quema públicamente la bula de excomunión. Casiodoro de Reina, nacimiento.
1521 Lutero ante el Emperador Carlos V, Dieta de Worms.
1521/22 Lutero en el castillo de Wartburg, inicia la traducción del Nuevo Testamento al alemán, se publica en 1522.
1522 Lutero regresa a Wittenberg y detiene a los iconoclastas.
1525 Guerra de los campesinos. Lutero se casa con Catalina von Bora.
1529 Lutero escribe sus dos Catecismos, el Menor y el Mayor. Coloquio sobre la Santa cena en Marburgo, con Zwinglio.
1530 Confesión de Augsburgo, ante la Dieta, 25 de junio. Formación de la Liga de Esmalcalda.
1532 Paz religiosa de Nuremberg.
1534 Lutero concluye su traducción de la Biblia al alemán.
1532/36 Munster, anabaptistas.
1537 Artículos de Esmalcalda (Lutero)
1541 Juan de Valdés. Español.
1543 Copérnico, fallecimiento.
1545 Biblia en alemán, publicación de la traducción de Lutero, autorizada por él.
1546 Martín Lutero, fallecimiento el 18 de febrero, en Eisleben.
1553 Olaus Petri, fallecimiento, reformador luterano en Suecia.
1556 Ignacio de Loyola, fallecimiento.
1569 Publicación de la Biblia traducida al español por Casiodoro de Reina, llamada Biblia del Oso, Suiza.
1577 Fórmula de Concordia (conjunto de la doctrina luterana)
1582 Teresa de Jesús, fallecimiento.
1591 Juan de la Cruz, fallecimiento.
1593 Suecia adopta la Confesión de Augsburgo, Sínodo de Upsala.
1600 Cipriano de Valera, fallecimiento. Revisor de la traducción de la Biblia realizada por Casiodoro de Reina.
1602 Publicación de la traducción de la Biblia corregida por Reina Valera, Amsterdam, Holanda.

Bibliografía

Atkinson, James, Lutero y el nacimiento del protestantismo, Madrid, Alianza editorial, 1971.

Bainton, Roland H., Lutero. Buenos Aires, Sudamericana,  1955.

Centros Ecuménicos de Estrasburgo y Salamanca, La Confesión de Augsburgo ayer y hoy, Congreso Internacional Luterano-Católico. Salamanca, Centro de Estudios Orientales y Ecuménicos “Juan XXIII”, Universidad Pontificia, 1981.

Haglund, Bengt, Teología de Lutero, Buenos Aires, El Escudo, Cuadernos de Orientación.

Lutero, Martín, Obras de Martín Lutero, diez tomos, Buenos Aires, Paidós y La Aurora (El Escudo).

Rautenberg, Guillermo, Cuatro siglos de confesiones luteranas, Buenos Aires, edición del autor, 1980.

Vox Evangelii, Anuario de la Facultad Luterana de Teología, Buenos Aires


* Basado en  David J. Calvo. Luz y Verdad. Ediciones Luz y Verdad (IELU), Buenos Aires, 1983. Editado por pastor Rodolfo Olivera Obermöller. Última revisión, 22 de mayo de 2011.